Haciendo una extrapolación a la famosa frase de John F. Kennedy: "No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate que puedes hacer tú por tu país", en el Instituto Educativo Alef desde sus inicios (2003) hemos proclamado la siguiente frase que sustenta, en cierta medida, nuestro quehacer educativo escolar:
"No te preguntes qué clase de México le voy a dejar a mis hijos, mejor pregúntate: ¿Qué clase de hijos le voy a dejar a mi México?"
En nuestro corazón deseamos que la mayor cantidad de personas se beneficie de nuestras iniciativas y dado que nuestro presupuesto no ha permitido registrarlas; queremos informar, teniendo a nuestra comunidad educativa de testigo: Que al menos desde septiembre del 2012 existe en el Instituto una manta con la frase arriba mencionada, recordando, por otro lado, que en diversos eventos con nuestra comunidad educativa la hemos mencionado reiteradamente.
Lo importante de todo ésto, no es quién la mencionó primero, sino quién la está aplicando correctamente.
La idea implícita en ésta frase considera que el esfuerzo por el avance educativo, y en nuestro caso, por el desarrollo humano integral, viene por el trabajo realizado en la parcelita de México que tenemos a nuestro alcance: NUESTRA FAMILIA. Es deseable la mejora global del país, pero ésto se logra con la suma del trabajo posible en cada familia. Sin embargo, cuando ésta frase la menciona el gobierno federal, existe una incongruencia. Aunque utiliza la voz de una madre de familia, es en las manos del propio gobierno donde recae el más importante peso específico para obligarse a preguntarse y responderse con toda validez: ¿Qué país le voy a dejar, como gobierno, a ésta y a las futuras generaciones?
A nuestro gobierno sí le cabe ésa pregunta, a las instituciones educativas y a la sociedad civil, nos queda como responsabilidad histórica preguntarnos: "¿Qué clase de hijos le voy a dejar a mi México?". Deslindemos responsabilidades.
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