jueves, 24 de noviembre de 2011

Educación: Concepto muy referido, pero erróneamente comprendido.

A efecto de informar más de nuestras propuestas académicas basadas en las teorías pedagógicas que se sustentan en los ejes centrales del respeto a la naturaleza lúdica infantil, como en el reconocimiento a la individualidad de los niños,  transcribimos íntegramente un artículo de una reconocida psicóloga que coincide con nuestros planteamientos que estamos llevando a la práctica en el Instituto Educativo Alef.





Educación mal entendida
Josefina Leroux
3 Nov. 11
Si la escuela no cultiva el potencial de sus alumnos, los condena al fracaso o a la depresión. Por eso es preocupante el reportaje sobre el riesgo de sufrir ansiedad y depresión de pequeños diagnosticados con problemas de aprendizaje, recién publicado en la sección Vida! de EL NORTE.

No porque asombre el hallazgo del estudio realizado por la UDEM y la UCLA, ya que en el espacio terapéutico es una realidad muy conocida, sino porque en pleno siglo 21 continúan ignorándose los factores de la enseñanza que obstaculizan el aprendizaje, y persiste la idea de ser un "problema" del niño o la niña, no la consecuencia de un sistema que termina representando una metodología de la violencia.

"Sabemos que un niño con problemas de aprendizaje, dada su situación, que batalla en la escuela, que se frustra porque intenta e intenta, nos da una señal de que quizás no nada más le está impactando en lo académico, sino en lo social y emocional", señaló una de las investigadoras de la UDEM que realizó el estudio.

"Se frustra porque intenta e intenta". Qué buena forma de ilustrar la desesperación de un chiquillo por cumplir las expectativas de quienes lo rodean. Qué buen ejemplo para ver cómo la etiqueta a un alumno impide ver otros talentos que la escuela desprecia.

Algunos padres se sienten impotentes ante los problemas escolares de sus hijos y la postura de la escuela para zafarse cuando, en la mayoría de los casos, los niños diagnosticados son capaces y creativos fuera del aula. Y cuando crecen y acuden a terapia, comparten la violencia escolarizada que tuvieron que vencer en la infancia para reconocerse y revalorarse.

El educador inglés Ken Robinson toca el punto en su libro "El Elemento" al señalar la importancia de encontrar el talento de cada uno y buscar el lugar más adecuado para desarrollarlo. En su defecto es muy difícil autorrealizarse, destacar y convertirse en alguien especial.

Robinson da testimonios como el de Matt Groening, creador de Los Simpsons, quien tuvo problemas en su escuela, de la cual fue expulsado porque en lugar de prestarle atención a la maestra se dedicaba a dibujar.

Otra historia reveladora incluida en el libro es la de la bailarina y coreógrafa Gillian Lynne, quien de niña fue diagnosticada con supuesto déficit de atención e hiperactividad que le generaba problemas de aprendizaje.

En aras de ser tratada, un médico observó que no dejaba de mover sus pies al ritmo de la música, y al final le dijo a su madre que su hija no tenía problemas de aprendizaje, sino que su hija era una bailarina.

A Lynne se le conoce por sus coreografías, como "El Fantasma de la Ópera". ¿Qué hubiera sido de su vida si su médico no tiene la visión y le medica, reaccionando ante un supuesto problema de aprendizaje?

Robinson las llama "historias de epifanía", ya que envuelven una revelación. No deberían serlo, pues si antes se intuyeron, ahora se conocen a través de la ciencia las múltiples inteligencias, diversidad de talentos, distintas formas de aprender.

Se sabe que hay personas visuales, auditivas o kinestésicas, estas últimas que aprenden a través de sensaciones corporales y movimiento, pero son realidades poco contempladas en el sistema educativo mexicano, desentendido de la innovación.

¿Por qué no se revoluciona la forma de promover el aprendizaje?, y algo más importante: estrategias para identificar talentos. Puede ser a través del futbol, danza, fotografía, poesía, hacer guiones para cine, componer canciones, cocinar o cualquier cosa que permita a los y las niñas desarrollarse, destacar, hacer dinero, ser felices y colaborar con el progreso del País.

¿Por qué insistimos en que vayan los y las niñas a escuelitas y se saquen nueves y dieces para aprobarlos y valorarlos? (énfasis nuestro)

¿Qué pueden medir los diagnósticos de déficit de atención, problemas de aprendizaje o hiperactividad? En incontables casos, el desinterés por temas aburridos y metodologías de enseñanza que exigen obediencia y la pasividad del alumnado, pero violentan el autoconcepto y autoestima de quienes pretenden educar.

¿No habrá muchos genios en las escuelas como Groening o Lynne, frustrados y depresivos porque nadie descubre sus talentos y nadie los valora? Yo conozco varios.

josefina.leroux@gmail.com
==================
O sea, examinar al alumno de acuerdo s sus inteligencias múltiples
y orientarlo hacia sus mejores las habilidades para potenciarlas.... no ignorarlas,,,
Todo niño tiene su valor,,,,no se puede medir unicamente como
una pieza del puzzle de los modelos educativo actuales,
donde encajas o estás fuera.