Ante el privilegio. honor, gusto, emoción y reto de iniciar un nuevo ciclo escolar, surgen nuevos planteamientos que debemos considerar tanto en la familia de cada alumno, como en la escuela donde participan los niños y niñas. Deseamos compartirle textualmente este artículo periodístico que recientemente se publicó en el periódico "El Norte".
31 De Mayo del 2011
Rosaura Barahona / Niños nuevos
Muchos vimos el video. El viernes 27, en una escuela de La Estanzuela, en Monterrey, una maestra escucha ráfagas de tiros y, con tranquilidad, pide a sus alumnos de jardín tirarse al suelo, pegar la carita al piso y no levantar la cabeza.
Una niña pregunta qué pasará y la maestra Martha, con serenidad, le asegura que nada si siguen acostados en el piso. Algunos niños levantan la cabeza y la maestra de inmediato los exhorta a cantar una canción. "¿Cuál cantaremos?", pregunta, como si fuese cualquier día de trabajo, y añade: "Ah, ya sé" y empieza a cantar una sobre las gotas de chocolate que le gustaría atrapar con la boca abierta e invita a los niños a abrir la boca, sin moverse, mientras cantan: "Ahahahahah, ahahahahah...".
No lloro con facilidad, pero lloré: una maestra inteligente, consciente de la obligación que tiene de proteger a sus alumnos, opta por entretenerlos ante una situación que jamás debieron vivir esos niños ni otros.
Escuchamos su voz tranquila, pero es fácil imaginar su temor y su temblor. Los balazos se siguieron escuchando cerca. Mientras cantaba, su imaginación debió haber revisado las posibilidades que tenían, ahí, sus alumnos y ella.
En el capítulo "Los Alumnos", de su libro "Patas Arriba: La Escuela del Mundo al Revés" (Ed. Siglo XXI), Eduardo Galeano dice: "Día tras día, se niega a los niños el derecho a ser niños. Los hechos, que se burlan de ese derecho, imparten sus enseñanzas en la vida cotidiana. El mundo trata a los niños ricos como si fueran dinero, para que se acostumbren a actuar como el dinero actúa. El mundo trata a los niños pobres como si fueran basura, para que se conviertan en basura. Y a los del medio, a los que no son ricos ni pobres, los tiene atados a la pata del televisor, para que desde muy temprano acepten, como destino, la vida prisionera. Mucha magia y mucha suerte tienen los niños que consiguen ser niños".
El escritor uruguayo escribió eso en 1998; hablaba desde el ocaso del siglo 20 o, si usted gusta, desde el atisbo del amanecer del 21. Ya sucedían algunas de las cosas que continúan sucediendo ahora, pero no con tanta intensidad y, como no nos habían afectado a nosotros, no nos ocupábamos de ellas.
Nuestros niños ya no viven su barrio ni su colonia ni su ciudad. Ya no salen a jugar en los parques y en las calles para explorar y descubrir el mundo externo. Desaparecer de sus casas hasta la hora de la cena o de los gritos de la mamá llamándolos, como hicieron sus padres, no es recomendable por riesgoso.
Ahora los niños ricos y los de clase media viven en un mundo mutilado: las casas familiares, la escuela, los clubes sociales o deportivos (en donde pueden moverse con mayor libertad porque están protegidos) y los moles, percibidos por sus padres como más seguros que las calles, lo cual no siempre es cierto.
Los niños pobres viven en donde pueden y como pueden, pero incluso en ese estrato social el mundo les ha sido restringido.
John Dewey, filósofo y pensador norteamericano (1859-1952), influyó mucho en la educación. Es una de las principales figuras de la llamada pedagogía progresista, concepto que tiene detrás una idea que obliga a reflexionar: "La educación no es una preparación para la vida; la educación es la vida misma".
Si usted acepta lo anterior como verdadero, comprenderá por qué la educación que están recibiendo los niños nuevos hará de ellos seres que no podemos imaginar con certeza. De todo lo aprendido ese día, los balazos y el pecho a tierra serán imborrables.
En México debemos remontarnos hasta la Revolución para encontrar algo similar. Según me lo contó un testigo, las escuelas fueron cerradas en muchos lados para impedir que los revolucionarios cargaran con los adolescentes e intentaran robarse a las maestras o a las niñas más grandes, como hicieron algunos. Por eso hubo una generación con estudios truncos, aunque muchos de sus integrantes fueron autodidactas.
Eso pasó hace 100 años y los bisabuelos jamás lo olvidaron porque los marcó. "Nuestra educación nos muestra un camino y éste determina nuestra vida", dice Platón. Piense en la educación de los niños nuevos, vea las diferencias con la suya, y entenderá la dimensión del reto que nos espera.
viernes, 26 de agosto de 2011
miércoles, 24 de agosto de 2011
JORGE LUIS BORGES Y "EL ALEF"
Una de las historias más interesantes de la literatura de ciencia ficción, en el género de cuentos, es sin duda aquella escrita por el ensayista, poeta y filósofo argentino Jorge Luis Borges (24 ago 1899 - 14 jun 1986) "EL ALEF", en la cual se narra muy ingeniosamente un aparato, un punto, que se encuentra casi olvidado; pero que a través de él se pueden ver todas las cosas, pasadas y presentes.
Algo parecido sucede con la educación; la cual, es "algo" que no todos le damos la importancia merecida, pero con ella se puede ver el pasado, predecir el futuro y sobre todo entender el presente.
Google rinde homenaje a J. L. Borges y su producción literaria en el 112 aniversario de su natalicio. |
Algo parecido sucede con la educación; la cual, es "algo" que no todos le damos la importancia merecida, pero con ella se puede ver el pasado, predecir el futuro y sobre todo entender el presente.
Etiquetas:
Desarrollo humano,
Educación,
Sociedad
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